Y claro, la imagen que se les crea en el
subconsciente, la puedo llegar a entender, pero si nos ceñimos a la cruda realidad, como todo,
esa idealización se desvanece, se rompen las simetrías y deja de ser bello.
Deja de ser un espacio práctico, embebido por
fachadas que no dejan entre ver nada, un espacio tétrico, que como turista de
paso, es genial, pero a mí no me dice nada.
MASSACCIO.
Vivir en el centro de la ciudad tiene, efectivamente, su encanto y su comodidad, pero, a la vista de la imagen, también algunas notables desventajas.
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