Hace horas que he visto esta película y aun estoy extasiado.
Así es que en primer lugar voy a pedir disculpas por si la idealizo. Pero es
que lo que pretendo con esta entrada es hacer que todo el que me lea, vea la
película. No pienso contar casi nada sobre la trama de esta película, ya que no es lo que pretendo con esta entrada. Personalmente busco en el cine, la esencia de lo que es, ARTE. Esta película me ha fascinado por la forma en la que muestra las escenas, el cuidadoso detalle de todo, las preciosas imágenes que consigue crear.. Un placer.
El director, Lars Von Trier no se ha ganado al público por sus
comentarios pro-nazi en el festival de Cannes, de hecho, personalmente no
quería saber nada de él después de esto. Pero dejándole de lado a él como
persona, hay que reconocer que lo suyo es ARTE. Lars Von Trier es el director de increíbles películas como
Europa, Rompiendo las olas, Bailando en la oscuridad, Antichrist..
En el reparto
podemos encontrar a Kirsten Dunst en el papel de Justine y a Charlotte Gainsbourg en el de Claire. Charlotte Rampling y John Hurt interpretan a unos padres que, con su
comportamiento, pueden explicar con creces las extravagancias de sus hijas.
Alexander Skarsgård y Kiefer Sutherland se reparten los papeles de los
maridos, uno de ellos humillado y ninguneado por su recién nombrada esposa; el
otro, representante, durante la mayor parte del tiempo, del único ápice de
cordura y de sensatez que existe en la familia. Stellan Skarsgard como jefe de Justine, y Udo Kier, como planificador de la
boda. Haga lo que haga Alexander Skarsgård para mi, no puede dejar de ser el
vampiro Eric de True Blood, serie que recomiendo.
“La melancolía se caracteriza psíquicamente por un estado de
ánimo profundamente doloroso, una cesación del interés por el mundo exterior,
la perdida de la capacidad de amar, la inhibición de todas las funciones y la
disminución del amor propio”. Sigmund
Freud
Se trata de una obra compleja, tanto en
forma como en contenido, en la que se nos muestra la historia de dos
hermanas, Justine y Claire, que representan dos maneras opuestas de
enfrentarse al mundo. La primera ha sucumbido a ese complejo estado de ánimo
que Freud definía como una especie de aflicción pero sin la perdida consciente
de nada ni nadie, una nostalgia de un pasado que nunca fue o un futuro que
nunca será, la melancolía. Claire en cambio es una luchadora, una mujer perfeccionista
y controladora que trata desesperadamente de implantar cierto orden en el caos.
Tengo que
admitir que antes de adentrarme en esta película, me asustaba que fuera muy
parecida a "El árbol de la vida" de Terrence Malick, la
cual tengo que reconocer, a pesar de las tan buenísimas criticas que tubo, que
no me gustó. Creo que lo que no me gusto de la de Terrence Malick es lo que me
gustó de la de Lars Von Trier. Las dos ofrecen dos visiones completamente
opuestas de la vida y el ser humano: si la idealista película de Malick nos
muestra el origen del mundo, el amor divino, la naturaleza sagrada del hombre y
la promesa de el re-encuentro tras la muerte, Trier nos enseña el fin del
mundo, la soledad del alma humana y una visión negativa de la existencia
resumida en la frase de Justine: “life is evil”. Además, ambas películas
recurren a largas panorámicas espaciales de indudable belleza, pero mientras
Malick las acompaña de la delicada Lacrimosa del “Requiem por mi amigo”
de Zbigniew Preisner, Trier prefiere la potencia dramática de Wagner
y su Tristan e Isolda.
Lars von Trier también se dedica a la pintura. Sus obras reflejan un
universo casi monocromático y angustiante, como en sus películas. Y esta es la
verdadera razón de mi entrada. Hubo un momento en el que abrí la boca más de lo
normal. Justine, la protagonista de la primera parte, se acerca a unas estanterías
donde habían colocados unos libros abiertos mostrando unas obras de arte suprematistas
por imágenes de Peter Brueghel, Millais o Caravaggio.
Justine rechaza las intelectuales y frías obras de Malevich
incapaces de expresar emociones humanas y decide expresar sus sentimientos a
través de la “Ofelia” de Millais, que sin duda ejemplifica su situación de
novia muerta (por dentro), y a través de obras de Brueghel como “Los cazadores
en la nieve” o más simbólicamente “El país de jauja”, donde Brueghel
representa un tema muy frecuente en su pintura, la locura de los hombres.
Y aunque no explícita en
la película, también era inevitable la influencia de la representación gráfica
más conocida de la melancolía, el famoso grabado de Durero en el que un ángel
con actitud de resignada tristeza observa caer una estrella, ¿será acaso el
planeta Melancholia acercándose con violencia a la tierra?
MOGGOX
Me ha recomendado la película por activa y por pasiva y ¡es que no me hago el ánimo! Me "divorcié" de Trier hace unos años y no sé si ha llegado la hora de la reconciliación. No he querido ver los vídeos por si acaso... Estupenda entrada, Moggox. Muy, muy bien.
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