Recorriendo el poli, y tras venir de Gandía
con el tren, me tope con este grafiti en una fachada de la universidad.
A lo lejos, me sorprendió ver el tren de cercanías
donde andaba subido hacia un par de horas, y es que el contexto donde está
ubicada la obra es perfecto, como anillo al dedo.
Al acercarme, empecé a ver el colorido de su
exterior, como si de un tren real se tratara, simulando las pintadas vandálicas,
que realizan algunos individuos a estos medios de transporte, pero que a su vez
rompen con la estética fría de los trenes, transformándolos en bloques coloridos.
Observando detalladamente los dibujos, vemos
que parecen como un sueño, de un mundo surrealista, propios de la imaginación
de algún tipo de artista, que haya querido expresar su propia realidad.
Y como no, al mirar la pequeña ventana de la
cabina del tren, aparece como maquinista de este viaje, el artista del bigote
afilado y puntiagudo, el señor Salvador Dalí.
Me gustaría aprovechar, para aplaudir a los
diversos grafiteros que como artistas que son, llenan nuestras calles de
autenticas obras de arte, y también, a esas personas que confunden una
pintada-protesta, con este tipo de arte, decirles que no hay que meter todo en un mismo
saco.
MASSACCIO.
No todo es igual y sí es cierto que hay obras muy interesantes en nuestra ciudad dentro del campo del street art. En nuestra Universidad se apuesta por la labor de algunos de estos artistas y me alegra que así sea.
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